No había dolor en ese cuerpo,
Ni tristeza en la mirada
Tú y yo aún podíamos confiar
el uno al otro.
No estaba esa silla vacía en la mesa del domingo,
Había el beso de buenas noches
Aquel retrato nos incluía a todos
Los aeropuertos eran sinónimo de la alegría de un viaje con retorno
Las calles y ríos servían para que fluyera la vida,
no para amontonar la muerte.
Nunca se habían encontrado rieles de ferrocarril en el fondo del mar
Ni muertos que al ser desenterrados tuvieran expresión de dolor
En los estadios se gritaba por un gol; no por culatazos, arpilleras o corriente.
Los diarios festejaban los triunfos de la selección, no las muertes de compatriotas
La inocencia de todo un país no había sido quemada en las tetillas ni en los genitales
estaba intacta, libre, a la expectativa
No era necesaria la rabia, el odio ni el resentimiento
No había pasado que negar al perdón y al olvido
si no un largo país y futuro
también desaparecido.
Imagen: memoriachilena.cl