“Gusto más cantar canciones de otros que las mías” confesó en alguna ocasión Caetano Veloso, configurando en paralelo una notable carrera como intérprete como si algo más tuviera que probar uno de los más importantes compositores brasileros del siglo XX.

Siendo un influyente músico dentro y fuera de su país, Caetano devuelve la mano cada vez que puede, ya sea en estudios o conciertos, para mostrarnos algunas de sus preferencias musicales e incluso llevando aquello a homenajes íntegros como “Fina Estampa” o “A Foreign Sound”, dos redondos discos donde el bahiano se explaya sobre un buen puñado de composiciones latinas y anglosajonas, respectivamente.

Como toda elección lleva implícita una discriminación, pido disculpas a todas aquellas piezas fuera de esta lista, incluirlas todas sería interminable y quizás sea aquella la mejor forma de invitar a ustedes a formular las suyas, de entre el abundante catálogo de covers presente en la extensa y contundente carrera de Veloso, apagando hoy 73 velas en medio de una gran gira internacional junto a Gilberto Gil, su eterno parceiro, celebrando juntos 50 años de carrera. Aquí vamos

Partido alto: (Chico & Caetano; 1972) Una intensa versión para un clásico samba de Chico Buarque interpretado en vivo en el célebre concierto que ambos músicos brindaron en el Teatro Castro Alves de Bahía. Aquello se transformó en un disco que es historia y esta versión, también, al demostrar una vez más como una carta de principios todo lo que Veloso seguía proponiendo desde la Antropofagia y la Tropicalia, y más aún, una vez regresado del exilio europeo con toda la sicodelia dando vueltas.  Un samba repasado por estridentes guitarras y acordes disonantes, el folklore y el rock unidos jamás serán vencidos.



Pipoca moderna (Joia, 1975): Veloso hace algo más que un cover al escribir la letra de esta vieja pieza instrumental del folklore pernambucano compuesta 50 años antes por Sebastião Biano y revisada  en clave barroco y virtuosismo a través de su voz haciendo precisos malabares melódicos entre la delicada instrumentación de flautas y percusiones. Pedazo de obra si le interesa el Veloso más vanguardista y vocal. Si quiere más, para eso está el disco entero, lleno de momentos como éste. Otra buena versión en encuentra en el compilado Raro e inedito (75 – 82)



Coqueiro de itapoâ (Cores Nomes. 1982): Melancólica y playera vuelta al clásico de otro clásico, el bahiano Dorival Caymmi. A pura voz y guitarra, Veloso encanta con delicados fraseos sobre unos arpegios que van y vienen como si de olas se tratasen.



Sonhos (Cores Nomes, 1982): Tomada del cancionero de Peninha pero mucho menos popular que el arrasador impacto de Sozinho (ver más adelante). Caetano da en la armonía justa y anota otra bellísima canción a su repertorio que sin embargo parece perderse inexplicablemente al momento de acelerar el tiempo sobre la segunda parte. Riesgos aparte, temazo y que al parecer es de sus preferidos porque se le ha escuchado en varios conciertos.



Nega Maluca / Billie Jean / Eleanor Rigby (Caetano Veloso, 1986): Otro clásico de su lista de covers, salido de un clásico de la música universal. Una amiga me dijo que imaginaba a Caetano cantando / murmurando esa canción en su oído y lo demás no lo puedo contar. Tampoco con eso hay más que agregar a la descripción, salvo que pocos se acuerdan que comienza también con un pequeñísimo fragmento de Ewaldo Ruy con Fernando Lobo y termina insinuando a los Beatles. Imperdible.



Get out of town (Caetano Veloso, 1986): Caetano hace oro con un viejo tema de Cole Porter. El jazz y la bossa nova siempre estuvieron emparentados y ambos hace rato venían cumpliendo años pero Veloso se las arregla para que todo suene como si fuera la primera vez, en un disco grabado a pura voz y guitarra y que para el músico es puro rock & roll. Ojo con el solo, que corre también por su cuenta.



Ouro de tolo (1993): No es muy diferente a la versión original del inolvidable Raúl Seixa, pero su letra contra la aparente conformidad que promocionaba la dictadura de Ernesto Geisel debe ser muy significativa en la vida y obra de Veloso como para entrarle sin más pretensiones que grabarla y sólo por eso merece lugar en esta lista. Temazo.



Mano a Mano (Circulado Vivo, 1992): Un arreglo adelantadísimo para un tango de 70 años atrás y uno trata de imaginar cómo reaccionaría Gardel si escuchara a Caetano junto al maestro Morelenbaum entrándole con cello y distorsión a una de sus más clásicas composiciones. Sacrilegio o sagrado, el cover resulta demoledor.  



Oceano (Circulado Vivo, 1992): Hermosa y jugada versión a una de las más alabadas melodías de Djavan. Este cover es uno de esos ejemplos preci(o)sos para argumentar por qué a alguien podría ocurrírsele armar un artículo como éste.



Jokerman (Circulado Vivo, 1992): Es Circulado Vivo el mejor disco en concierto de Veloso? y al mismo tiempo es Jokerman uno de los mejores covers de su carrera? Se instala esta revisión a un olvidado reggae de Bob Dylan aparecido en Infidels (1983) como una de los mejores de las miles que han hecho sobre el músico de Minessota? Queda abierta la discusión ante tamañas pero legítimas exageraciones.



Un vestido un amor (Fina Estampa; 1994):
Cuenta Fito Paez que escuchó a Veloso cantar esta canción (su canción) en vivo junto a su mujer de entonces, Cecilia Roth. A ella se la había escrito y a ella se la estaba cantando ahora Caetano con Paez muriéndose de celos al ver la reacción de ella. Fue tan bueno el arreglo de cámara del maestro Jaques Morelenbaum que finalmente el argentino se lo robó para volver a grabarla en su álbum Euforia de 1996.



Tonada de luna llena (Fina Estampo ao Vivo, 1994): Casi un acto de vanidad, nada raro en Veloso. Prescinde aquí de todo instrumento aparte de su privilegiada voz para mandarse una versión inalcanzable de este clásico venezolano de Simón Díaz y dar por finalizado el majestuoso y emotivo homenaje a la música latinoamericana. A pesar de que luego volvía con un bis parece que no convenció porque finalmente en el CD no fue así.



Jorge da capadocia / Prenda mina / Meditaçao (Prenda Minha, 1998): Denle play al el DVD pero olvídense del primer tema, Minha voz, mina vida, una composición propia. Las cosas se ponen puro color Veloso desde el segundo, que es como debiera comenzar realmente el show y de hecho quedó así en el CD: un medley que junta a Jorge Ben Jor, una vieja pieza anónima del folclor gaucho, Tom Jobim y Newton Mendonça en 3:47 inolvidables minutos, mostrando un versátil repertorio sonoro en torno a un exquisito trabajo vocal. Una joya para apreciar una y otra vez, enriquecida con un montaje visual que no tiene desperdicios. Aquí está el show entero pero recuerden saltar la primera canción


Sozinho (Prenda Minha, 1998): Una sencilla canción de amor pero con una poderosa interpretación cambiaron la historia. Ejemplo mayor de cómo un buen cover trasciende la autoría original, tanto que no pocos creen que esta es efectivamente una canción de Caetano y no de su compatriota Peninha. Se transformó en una pieza referencia de su repertorio e incluso se vuelve un standard interpretado por otros artistas. Con todo, la mejor versión continúa siendo la aparecida en el DVD Prenda Minha (que gran video entero aquel), cuando entre medio abre un hermoso paréntesis sobre cómo surgió la idea de cantarla y explica con humildad que su interpretación es apenas “una mención” a la original, comparada con las versiones de Sandra de Sá y Tim Maia.



Drao (Prenda Minha, 1998): Minutos antes de Sozinho, Veloso se mandaba esta joya de Gilberto Gil, merece un impacto similar al de Sozinho, pero dejemos que el tiempo ponga las cosas en su lugar.



Cucurrucu Paloma (Hable con Ella OST, 2002): La interpretación aparecida en Fina Estampa ao Vivo es sublime, pero lo que hace para la película de Pedro Almodóvar, cameo incluido, es de otro mundo.



Come As You Are (A foreign Sound, 2004): Como buen amante del rock no era para extrañarse que tarde o temprano le tomaría el pulso a los sonidos noventeros salidos de Seattle.  Pero claro, es Veloso, así es que le baja las revoluciones y los decibeles (más no la intensidad) a este clásico del Nirvana del Nevermind (1991) y lo incluye en su disco homenaje a la música anglosajona al lado de piezas tan populares y distantes como como Sofisticated Lady, Fellings y Diana. 


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