Keith Jarret
"Concierto en Colonia" (1975)
Keith Jarret fue siempre un prodigio y un genio musical. Domina la guitarra, el saxo, la flauta, el clavicordio, el órgano, pero principalmente el piano y a los 7 años ofreció su primer concierto, durante la escuela ya era todo un profesional, a los 20 tocó para los Jazz Messenger de Art Blakey y para el cuarteto de Charle Lloyd, a los 25 era escogido por Miles Davis en los teclados para revolucionar la música e introducir al mundo el Jazz Rock; y con treinta recién cumplidos, se despacha el mejor disco de su carrera y además para muchos, el mejor concierto de piano solo de la historia. Durante 55 minutos, un inspirado Jarret (la portada del álbum lo dice todo), desprovisto de cualquier partitura fue tras la improvisación más extrema y sublime ofreciendo una obra bellísima y totalmente vanguardista; Verlo tocar es tan poderoso como escucharlo , y esta obra incluye (junto con la condensación de todas sus influencias musicales desde el clásico hasta el soul, por nombrar sólo dos puntos del círculo), al mismo Jarreth parándose para interpretar de pie en numerosas ocasiones, además de susurros, vocalizaciones, gritos, golpes en el piano, elocuentes gestos faciales, miradas al cielo y los aplausos espontáneos en medio de la música de un público absolutamente emocionado. Lo anterior lo llevó a dar la vuelta al mundo y confirmó su presencia a la vanguardia del género como uno de los pianistas vivos más comprometidos con la deconstrucción del instrumento. Jarret venía de la música Clásica, hizo carrera en el Jazz pero en este Concierto en el importante Opera de Colonia nos ofrece una lección de Progresivo en estado puro, música que por más de 30 años nunca quiso que fuera trascrita a partitura, “es música que llegó rápido y así también debe irse”, decía protegiendo el alma de esta obra imaginada totalmente la tarde del 24 de enero, durante el invierno alemán de 1975. Por ahí leí una pregunta muy acertada que decía ¿Es esto un concierto de jazz atravesado de variaciones de música de cámara, o un tratado de alta magia escrito sobre un piano? Marque por supuesto cualquiera de las dos opciones anteriores, no se equivocará.