"Las segundas partes nunca fueron buenas" reza un lugar común en el cine. Ejemplos hay de sobra y ciertamente en el cine ha habido prácticamente de todo desde que un director decide volver sobre una obra, ya sea por motivos estéticos o puramente económicos.

Incluso George Lucas y su Guerra de las Galaxias pusieron de moda las precuelas, pero ese es otro cuento. Por ello, si la insólita noticia de las últimas secuelas de Rocky (VI) y Rambo (IV) podrían confirmar hasta la médula eso de que las segundas partes nunca fueron buenas, aquí van algunas siempre bien ponderadas excepciones.

El Padrino II (Coppola; EE.UU., 1972
Apenas dos años después del arrasador éxito de “El Padrino” y todo lo que ello trajo (polémicas incluso, Brando rechazando el premio Oscar en protesta por el trato que los indígenas recibían tanto en las vida real como en las películas), esta cinta superó todas las expectativas que tenía por delante en cifras, premios, críticas, incluida la fundadora actuación de Brando con Robert de Niro extraordinario en el papel del joven Vitto Corleone y llevándose de nuevo, y ahora sí, un Oscar para la casa. Películas como ésta le deben el respaldo a toda la porquería que pudieron hacer después algunos de sus precisos actores, incluido de Niro. Todo el mundo que trabajó con Coppola debe estarle eternamente agradecido por todas las puertas abiertas que significó participar en esta gran clase de cinematografía moderna sobre las mafias italianas en EE.UU.

Los nuevos monstruos (Scola, Risi, Manfredi; Italia, 1977)
Luego de más de 15 años desde el estreno de “Los Monstruos” vuelve la más certera y feroz mirada sobre los vicios morales de la Italia de la posguerra, y a la manera italiana por supuesto, con humor, y muy negro. Doce nuevos capítulos de esta película que en su oportunidad alborotó el espíritu moral de su país. Todo precisa la existencia de esta secuela dirigida por tres de los más grandes de Italia, su bella fotografía, la música, su increíble guión, grandes actores como Gasmann, Sordi y por supuesto, una Ornella Mutti veinteañera que de seguro tenía vuelto locos a los directores, eso se nota en la película. Una obra completa y totalmente actual.




Tan lejos tan cerca (Wenders, Alemania, 1992)
Las alas del deseo (1987) es a la manera de las grandes obras de Tarkovski, un poema visual. Un manifiesto de fotografía que en 1986 retrató la vida de los ángeles en la tierra. Tan lejos tan cerca le sigue el ritmo, el tono y la profundidad. Es una obra que si bien no sorprende del todo como la primera, es la más honesta respuesta del propio Wenders hacia la obra original, que incluso tuvo una suerte de remake hollywoodense bastante lacrimógeno y simplón hace algunos años. No confundirse.

A pesar del marketing de la secuela (apariciones de Bono y otros famosos) ésta no deja de ampliar la belleza y la filosofía de la primera.


Kill Bill 2 (Tarantino, EE.UU., 2002)
 La secuela que debiera estar según todos los menores de 25 años fanáticos del cine. Después de años sin filmar, Tarantino pensó su cuarta película como una sola obra pero las presiones de la Industria fueron categóricas y al final tuvo que conformarse con partirla en dos. También dos años tuvieron que esperar los fanáticos de la novia para asistir a su venganza y ubicar a esta joya como una pequeña pero potente pieza del pop contemporáneo. Una epifanía en la época de las computadoras, el comic y las papas fritas; sables, karate, western, amor, venganza, redención y un soundtrack de los mejores que se hayan compilado en los últimos años. Con esta cinta Tarantino podía descansar varios años más.

 

Las invasiones bárbaras (Denys Arcand; Canadá, 2003)
Cuando esta película apareció ganando premios y admiración en el mundo entero pocos recordaron que en 1986 ya “La decadencia del imperio americano” había echado a correr la suerte de sus personajes, cuarentones intelectuales, amigos y con tanta lujuria como culpas. Quince años más tarde la grave enfermedad de uno de ellos los reúne ubicando los vicios y la hipocresía de occidente nuevamente sobre la mesa y de paso a “Las invasiones bárbaras” no sólo como una gran secuela, sino sobre todo como una de las grandes obras del cine moderno. Una mirada honesta y desprejuiciada hacia lo mejor y lo peor de nosotros mismos.

 
BONUS TRACK !

Carlito´s Ways (Brian de Palma, EE.UU. 1993)
10 años después del impacto de "Caracortada", este irregular director norteamericano se atrevió con otra historia de latinos, drogas y violencia en los Estados Unidos. Aunque en estricto rigor esta no es una secuela, sin duda es lo que hubiera ocurrido de no haber sido asesinado Tony Montana por sus enemigos de la mafia. Otro latino, Carlitos Brigante (nuevamente Al Pacino), sobrevive a las balas y a la cárcel e intenta enmendar su vida alejada del narcotráfico y los negocios turbios pero la vida a veces tiene otros planes. Una revisión moderna y acaso sin quererlo de la fatalidad de Edipo encarnado en un puertorriqueño suelto en medio de la acelerada y cocainómana California de los años 70. Quizás la última gran película de Brian de Palma.
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