** Esta reseña fue escrita el 2005 y publicada en la desaparecida revista "Pausa", en su edicón del mes de octubre. Fue el último disco de Fulano, editado 1 año después, de la separación del grupo tras la muerte de su tecladista Jaime Vivanco. Pero luego de 6 eternos años, una de las mejores bandas nacionales de todos los tiempos está de regreso desde el 10 de julio de este año, celebrando 25 años, anunciando disco y lo mejor de todo, haciendo nuevos y potentes conciertos en su gira "La farsa continua". Desde esta espacio, vaya este pequeño homenaje para Crisosto, Jequier, Muñoz, Vasquez, Aliaga, Campos y por supuesto a la memoria de Vivanco

Fulano
"Vivo" (2004)
"Las personas no mueren, quedan encantadas"
Guimaraes Rosa

Decir que Fulano ya no existe sería a estas alturas como un chiste. Uno más. Vivanco por ejemplo, mostrando al grupo la solmene música que quería para su funeral: un mambo. Crisosto presentando al público las canciones “largas, aburridas y difíciles”. O Vivanco de nuevo en la portada de este disco y con cara de no aguantar más la música. Y es que todo Fulano puede que haya sido siempre una broma, una broma muy certera con músicos de primera. El bufón leyendo partituras y metido en un estudio de grabación. Fulano metido en la música como rechazando y abarcándolo todo. Un delirio estridente, melódico y contestatario de flautas, tambores y saxofones en los tiempos donde la represión de Augusto y Toribio servían también para componer una canción. 

Y aquí están como si nada hubiera pasado, durante la que sería la última gira del grupo por Santiago y el sur del país allá por el 2002, cuando quizás no estaba clara la idea que aquello sería un disco y Vivanco vivo y lanzando una intro totalmente improvisada ante la sorpresa del resto. Es el punto de partida para diez canciones que recorren toda la sólida discografía desde “Fulano” (1987) hasta “Trabajos inútiles” (1997), pasando por “En el Bunker” (1989) y el “El infierno de los payasos” (1993). Veinte años de carrera en los que sería inútil recomendar algún tema en especial. Incluso hasta las nuevas canciones “Pinocho en Patolandia” (Crisosto) y “Todas las ratas de todos los ríos del mundo” (Vivanco) parecen verdaderos clásicos del repertorio.

Escuchar cualquier composición es volver sobre el asombro. ¿Es posible tocar esta música sin equivocarse?. No lo creía la televisión abierta y nunca los dejaron tocar porque se negaban al play-back. ¿Ha habido algún grupo que haya tocado alguna vez un cover de la banda?. Al parece no. Fulano, la banda de rock fusión más inquieta y rupturista salida del cansancio y hastío de los últimos años de la dictadura, los que nunca usaron guitarra para tocar rock. 

Un disco para disfrutar y pensar que por 80 minutos las cosas no han cambiado mucho, por suerte no han cambiado para nada. Aquí está la banda entera y esto sigue siendo el mismo vértigo y delirio. “Suite Recoleta” suena igual o mejor que hace veinte años cuando fue compuesta por Vivanco, Arlette Jequier sigue siendo insuperable cuanta canta “Sentimental Blues, Crisosto y Vasquez continuando soplando como sólos ellos, mientras que nadie como Campos y Aliaga para sostener todo esto con una base rítmica que lo mismo puede acompañar como seguir caminos propios en cualquier momento, puro talento y audacia, todo funcionando y sonando siempre tan perfecto, porque no parece ser cierto que una mañana de enero Vivanco partiera hacia el encuentro de otras músicas, indescifrables aún para nosotros, y entonces todo esto tuviera una buena razón para parar. Como una broma del grupo, otra más, la peor. Nunca parece cierta la muerte ante tanta vida y música. Quedan proyectos como el documental de Pablo Leighton, la edición de conciertos y grabaciones inéditas de los años ochenta y la memoria, sobre todo la memoria. Adios Fulano. Gracias Fulano. Hasta siempre Fulano.

Descargue usted mismo y disfrute del asombro.
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